Presentación

   En plena época de predominio neoconceptual, la pasión por pintar, por extender colores sobre una tela o cualquier otro soporte, no ha desaparecido. El placer físico de pintar sigue presente. Lo que sí ha cambiado es la manera como se pinta y se entiende lo pintado. El que la pintura tradicional haya sido relegada a un segundo plano por las estrategias del mercado y el mainstream durante las últimas dos décadas, ha servido para que no pocos pintores renueven sus experiencias visuales, hagan nuevas propuestas e incluso inventen nuevas técnicas con el fin de situar a la pintura nuevamente en un lugar de privilegio. Para estos autores, la pintura no sólo no ha muerto sino que no ha dejado de tener qué decir, no ha dejado de significar el complejo mundo en el que vivimos. Son artistas que conciben el acto de pintar como un ejercicio de libertad y asumen una actitud de "resistencia" frente a la práctica visual contemporánea.

   En su búsqueda de la pureza pictórica, Piet Mondrian (1872-1944) vislumbró el fin de la pintura. Pero esta idea no parecía disgustarle, pues pensaba que mientras no hubiera armonía en el mundo, mientras la vida no ganara en equilibrio, habría necesidad de la pintura como forma de expresión. En este punto Mondrian difería de Hegel; tanto el pintor neerlandés como el filósofo alemán vislumbraron el fin del arte, pero el primero le concedió algo de vida. Posturas apocalípticas aparte, Mondrian abrió el camino para un tipo de pintura más intelectual, "capaz de la intensificación e interiorización consistente de sus medios plásticos", como escribió en uno de sus textos teóricos publicados en De Stijl.

   Mondrian viene al caso porque la práctica de la pintura exige actualmente un conocimiento lo más exhaustivo posible de todo lo sucedido a lo largo del siglo XX. Fueron muchos los autores, las corrientes y los movimientos iconoclastas que en dicho siglo cuestionaron abiertamente la noción tradicional del arte, proponiendo nuevas formas de expresión. Los pintores deben ser conscientes de la existencia de una centuria en la que predominó la idea apocalíptica de la "muerte del arte" y no actuar como si no hubiera existido. La actitud contraria no tiene futuro y es más interesante afrontar la pintura como una práctica tradicional que es, sabiendo que existieron Dadá, Fluxus, Marcel Duchamp, Piero Manzoni, Yves Klein o Joseph Kosuth. Pintar hoy supone, pues, un ejercicio autocrítico de consciencia histórica y rigor conceptual.

   La pintura no ha muerto; ha evolucionado. Dentro de esta nueva pintura, hay tanto expresiones complacientes que se insertan triunfales en el actual sistema visual como aquellas que lo desafían y compiten con él abiertamente. Para apoyar a la pintura en sus múltiples expresiones, ha nacido la Galería Nor Nori Nork. En un sentido más amplio, consciente de la complejidad que distingue al arte de nuestro tiempo, la nueva plataforma digital ha surgido para promover y difundir el arte moderno y contemporáneo de México, reconociendo la gran diversidad de propuestas que conforman el panorama artístico nacional. En la aldea global del arte, la galería virtual atenderá a artistas emergentes y reconocidos, de distintas generaciones y tendencias, cuya obra se distinga por su calidad y por su capacidad para provocar experiencias estéticas enriquecedoras en el público. 


Maestro Antonio Espinoza

Historiador, crítico de arte, curador y periodista cultural